La imprudencia suele ser madre de los accidentes y de las tragedias. Cuando se junta con la ignorancia o el exceso de confianza puede resultar mortal. El famoso “No te va a pasar nada” puede ser una puerta abierta al peligro. En menos de 30 días, ocho personas murieron ahogadas en Tucumán. Los decesos ocurrieron en el dique Celestino Gelsi, en el lago San Miguel, en Los Romano, en un canal cercano a Bella Vista, en la junta de los ríos Gastona y Chirimayo, en los ríos Salí, Medinas y Loro. Por esta causa fallecieron 11 personas en 2015.
El jefe de la Policía Lacustre dijo que a causa de las altas temperaturas, la gente se acerca masivamente a los ríos, que en esta época de lluvias, están crecidos y se vuelven más peligrosos. El 70% de las personas que mueren ahogadas en los ríos y diques de la provincia son pescadores que actúan con imprudencia, señaló. Les recomendó a los padres que concurren a ríos, piletas o lagos con sus hijos que nunca dejen que los chicos se les alejen, porque en un descuido pueden entrar o caerse al agua, y es así como sucede la mayoría de las tragedias que tienen a menores como víctimas. También les aconsejó a los pescadores que no se separaran de sus grupos de amigos, que no bebieran bebidas alcohólicas cuando estén cerca del agua y evitaran meterse al río, principalmente en aquellos sectores que no conocen.
Si bien bañistas y pescadores son víctimas de su propia imprudencia, el Estado también tiene su responsabilidad, a la hora de educar y de señalizar convenientemente los lugares que encierran peligro. Por ejemplo, desde su inauguración en 1961, se sabe que en el lago San Miguel del parque 9 de Julio está prohibido bañarse. Sin embargo, en los últimos años, en los días de agobiante calor, la gente -especialmente los chicos- usa de natatorio el espejo de agua, haciendo oídos sordos a las advertencias y a que ya se han registrado muertes. La semana pasada, la Municipalidad le solicitó a la Policía que realizara un control permanente. Sin embargo, pese a que la Fuerza respondió que sí se hacen patrullajes -los usuarios del lago dijeron lo contrario-, esta semana la práctica inconsciente volvió a repetirse, tal como consignamos en la tapa de nuestro Suplemento Tucumanos de hoy.
En muchos casos, la señalización no es lo suficientemente visible y es necesario que tenga un tamaño mayor. Recordemos que en diciembre pasado, un hombre de la provincia de Santa Cruz encontró la muerte bajo las aguas del puente del Central Córdoba porque no había ninguna indicación que previniera el peligro en caso de tormentas. Tras haberse rasgados las vestiduras los funcionarios municipales, que no supieron explicar por qué no habían repuesto en el lugar la cartelería sacada tiempo atrás, colocaron carteles pequeños, que no llaman la atención. En nuestra edición del lunes, el lector Carlos Núñez, ex jefe de Señalización de la Dirección Provincial de Vialidad aconsejó en una carta cómo debería encararse la cartelería.
En el caso del lago San Miguel, la falta de control es evidente, caso contrario no se habría repetido la práctica natatoria. El Estado debería impulsar en el verano una campaña de concientización por los medios de comunicación para prevenir desgracias en los balnearios. Alertar también a los pescadores del peligro de muerte que late en los ríos crecidos. A mayor prevención, menos accidentes y víctimas mortales.